Conforme se acerca el final de este intenso y completo 2017, me da por echar la vista atrás, para sacar un balance. Destaco sin duda lo mucho que he aprendido… Tanto y de tantas cosas que no sabría enumerarlas. Pero empezaré por el principio, esas lecciones de la vida que me han llevado a descubrir cómo quiero vivir la mía… ¿Cómo?
Conociéndome sobretodo… a mi misma.
Me di cuenta que si no encontraba las respuestas, es porque me hacía las preguntas equivocadas.
Quizá, si sigues leyendo… te sientas identificado.
Como todo el mundo, buscas esa “felicidad” idílica y crees que tus pasos te llevarán a ese futuro tan prometedor que visualizas en tu cabeza. Pero el tiempo pasa y sobretodo, pesa. Tu mente deja de motivarte, para atormentarte. Piensas en lo que”debería tener” a mi edad, lo que imaginabas que ibas a “ser de mayor”
Seguro que esto, os suena a más de uno:
“Habré estudiado una carrera y tendré unos títulos que me abrirán hasta las puertas del cielo”
“Tendré un trabajo estable, (de lo que he estudiado obviamente) que me permita vivir con soltura. Eso si no me toca la lotería”
“Tendré un novio maravilloso, quizá un marido. Y si nos hemos casado, habrá sido la boda perfecta”
“Tendré un hijo, una hija o mejor, la parejita”
“Tendré una bonita casa, de esas que salen en las pelis americanas”
“Tendré un coche, no… un cochazo“
Sobretodo…
“Seré feliz con todo ello”
Cuanta mierda vacía ( perdón por la expresión)… Pero ahora me doy cuenta. Nos pasamos la vida anhelando algo que nos imponen desde niños como lo ideal. Un ideal obsoleto, chapado a la antigua, y eso que nos creemos unos “modernos”
Ese hipócrita “ideal” está intrínseco en esta sociedad, tan bella y falsa a la vez. Un ideal que asumes sin más, cometiendo el gran error de no preguntarte a ti mismo si todo eso, es lo que realmente quieres. Hazte esa pregunta cada día de tu vida: ¿Qué es lo que realmente quieres?
Si luchas por ese ideal impuesto, que no te representa en absoluto, y toda esa mierda, hagas lo que hagas, no llega, aparecerá el gran enemigo de tu mente:
Frustración
Frustración por lo que “deberías ser” y no eres. Por lo “deberías tener” y no tienes. De pronto… has fracasado. Pero hazte un favor y recapacita:
¿Si? ¿Has fracasado?
Abre los ojos. Esa frustración no existe. El ideal que te han impuesto no es el tuyo. Tú creas tu propio mundo desde que te despiertas hasta que te acuestas, y durante la noche… lo sueñas. Tienes las riendas y el control de tu propia vida ¿No te das cuenta?
Ahora te cuento mi historia:
No pude hacer la carrera de Psicología, pero estudié Moda que también me apasionaba. No me abrieron las puertas de cielo, pero un año en Roma fue una gran experiencia. Dura pero enriquecedora.
No tengo un trabajo estable. Pero trabajo inestablemente en lo que me apasiona. Me he lanzado a estudiar fitness y entrenamiento personal, y formación tras formación, no hay día que no me sienta orgullosa por haber salido de mi zona de confort.
No tengo novio, marido o “dueño”, pero estoy casada con todas las personas que quiero. Personas que siendo imperfectas, hacen perfecto todo el tiempo pasado a su lado.
Mis viajes, locuras y aventuras, son más bellas que cualquier luna de miel.
No tengo hijos. Tengo el mejor perro del mundo.
No tengo coche; me estoy sacando el carnet aunque me de miedo. Y de momento, me muevo andando o en metro.
No tengo casa propia, y no sé si la tendré algún día. Si la tengo será con ruedas, para seguir siendo nómada, y que mi techo sea siempre, el brillo de las estrellas.
¿Qué más da?
Hazte un favor y sonríe.
Sigue tu instinto y sé tu mismo.
Como si quieres gritar, reír, llorar o saltar encima del sofá. No tienes por qué agradar a los demás. Todo aquello que esperaban de ti o esperabas tú, hoy ha dejado de importar.
Hoy incluso, siento que he dejado de ser ese término que he odiado desde que se inventó: “influencer” porque a mi autoestima si le influenciaban esos “likes” o número de seguidores de instagram. Sin querer, te pueden convertir en una persona vacía y superficial, con tal de gustar a los demás. Caes en la red de las redes, que te acercan a un mundo ficticio mientras te alejan de la realidad.
Por eso el 2017 ha sido en tantos sentidos, un gran despertar. He dejado más el móvil a un lado, utilizándolo más para su función principal: llamar. Cambiando los likes y emoticonos del whatsapp, por besos y abrazos de verdad. Sin que mis palabras pasaran por un corrector o una mala interpretación.
Porque queridos amigos y amigas que estáis leyendo esto… el tiempo no vuelve y dedicarlo a todo aquello que te llena el alma, a tu gente, a tus pasiones, o a ti mismo… es el mejor regalo que puedes concederte.
Se llama, tiempo de calidad. Tiempo de vida real.
Mi hoy está reflejado en estas fotos. Viviendo el presente más que nunca, intensamente.
Nada más simple.
Nada más completo a la vez.
No hay nada de los ideales que imaginé… Sin embargo, es la felicidad más ideal, sencilla y real… que he sentido jamás.
Por fin, he encontrado mi camino.
Encuentra el tuyo y cuando lo hagas… da la bienvenida, al resto de tu vida.