El título de este post, 2021, parece que hace alusión al fin de año…
A la típica recopilación que hacemos cuando un año acaba para dar paso a uno nuevo.
Sin embargo yo lo haré al revés. Titularé esta entrada 2021 por ser el primer post de este año, aunque ya vaya por la mitad.
Porque aunque es cierto que todos seguimos el mismo calendario, son las fechas importantes de nuestras vidas, las que marcan un antes y un después, las que marcan un principio, un durante, un final.
¿Y dónde quedó la historia de la chica que escribía en este blog?
Es momento de contaroslo.
Tras el confinamiento, mi vida quedó bastante descolocada.
Supongo que de una manera o de otra, esta pandemia nos ha cambiado por completo a todos nosotros.
Todas mis pasiones, esas que decoran cada rincón de este blog siguieron ahí, esperando. Terminé por comprender que tengo un alma incansable, que no dejaré nunca de aprender. Mientras estábamos confinados en casa, esta eterna aprendiz comenzó a estudiar de nuevo, me saqué el curso de nutrición deportiva y seguí investigando en el campo de entrenamiento. Incluso inicié un proyecto personal que aún no ha visto la luz.
Cuando todo volvió a la “normalidad“, o lo que llamaron “nueva normalidad” para mí no fue lo normal en absoluto. Deseaba volver a mi trabajo, no veía la hora de reincorporarme, de poder entrenar a todas las personas que echaba de menos y a otras nuevas; de poder explotar todo aquello aprendido y sentirme de nuevo en sintonía conmigo misma. Pero por desgracia, la situación era más complicada de lo que me imaginaba, quedándome en un estado que hasta ese momento desconocía: un ERTE
Fue duro hacerme a la idea. Pero cuando algo ocurre fuera de tu control, lo único que puedes hacer es intentar adaptarte, llevarlo lo mejor posible y buscar la felicidad en otras facetas de tu vida para evitar hundirte.
Entonces pensé: hasta que dure esta situación, quizá no puedo trabajar, pero puedo volver a estudiar. Lo importante en esta vida, es avanzar.
El TAFAD o nuevo TSEAS (Técnico Superior en Educación y Animación Sociodeportiva) es una titulación que hace unos años se volvió obligatoria para los entrenadores personales. Supongo que había tantos cursos de acondicionamiento físico y atajos para trabajar en gimnasios que tuvieron que regularlo de alguna manera. Como yo ya contaba con experiencia y trabajaba de entrenadora personal, no era tan urgente sacarme la titulación y lo estaba haciendo por mi cuenta a distancia.
Sin embargo a distancia no es lo mismo. Al menos para mí. Siempre he sido de modalidad presencial, de vivir las clases, sobretodo en un campo tan práctico como lo es la actividad física. Me informé y me decidí por el TSEAS de Guzmán el Bueno, un centro referencia que me recomendaron y por donde han pasado todas las modalidades de entrenamiento que a día de hoy conocemos. En otra entrada, os hablaré más en profundidad de cómo ha sido mi primer año de formación y como ha influido en mi crecimiento personal y profesional.
Fue así, como con 30 años, volví al cole. Y esta experiencia tan especial, ha dado un bonito giro a mi vida. He conocido a personas extraordinarias, profesores que me han dado una forma más amplia de pensar y me han ayudado a evolucionar. Me convertí de nuevo en una niña capaz de ver nuevas oportunidades, a superar las limitaciones, y me mostraron algunas facetas que no sabía que poseía, una de ellas, enseñar. Poder ser profesora, de pronto se volvió una posibilidad. Y así, miles de posibilidades que se han abierto ante mi, como si siempre hubieran estado ahí.
Y hablando de aquello que ha estado siempre ante mi, entra la persona que me ha acompañado en este camino. Desde las primeras líneas de este post, todo lo escrito, lo he vivido junto a una persona maravillosa, que como he dicho antes, siempre ha estado cerca, siendo mi amigo, mi confidente en muchas ocasiones, mi apoyo y el abrazo que llegaba siempre a tiempo. Este año, el año de las posibilidades, le di otra oportunidad al amor. Esta vez, la definitiva. Porque espero que Víctor, me acompañe el resto de nuestras vidas.
Con él, empecé este 2021 con una ilusión renovada. Cerrando un capítulo. Ya no con la esperanza de volver a ser la misma, ni de retomar esa vida que se quedó parada con la pandemia, sino con las ganas de crear una totalmente nueva. Una nueva vida, juntos. Escribiendo los nuevos capítulos que representen lo que soy, lo que somos. Ya sin peso del pasado en la mochila y contando solo con las experiencias que nos definen, que nos han llevado hasta aquí, guiándonos desde el corazón.
Si… crear una nueva vida.
(Nunca he sido más literal)
Estoy embarazada
Llevaba unos meses estudiando cuando ocurrió. No fue planeado pero fue querido desde el primer instante. Recordé que alguna vez, tuve el sueño de ser madre, que había fantaseado con ello. Una ilusión lejana que esperaba el tiempo correcto, el lugar adecuado, la persona ideal…
… Y sinceramente, no sé si eso existe. Sobretodo para alguien como yo, que siempre estoy en movimiento, en medio de un sueño, un plan, una meta. Pero lo que si sabía es que tenía lo más importante: la persona. Y entre los dos podríamos hacer posible cualquier cosa. Incluso dar vida a una nueva personita que de esperanza y alegría, a este mundo bello que está pasando por una etapa sombría.
Y fue así como seguimos adelante. Hoy, iniciando mi semana 26, sexto mes.
Escribiré sobre el embarazo en un próximo post, ya que insisto estas líneas tan solo eran una “breve” introducción. Un año tan importante, bien necesitaba un resumen de presentación.
Así que… por aquí os espero!
Gracias por seguir ahí, leyendo a este Espíritu Rojo.
Estoy de vuelta, tan como siempre y tan como nunca.
Si no os he dicho Hola al inicio del post, es porque esto….nunca ha sido un Adiós.
