Artista de una vida

Esos son los años que cumples hoy,  mamá.

60 

Te he dicho muchas veces lo que significas para mí. Pero ni siquiera se acerca al sentimiento real. He terminado por comprender que no hay palabras, que lo puedan describir.

 

Hoy me gustaría hablar tan sólo de ti, de quien eres tú. Llamaré a este relato:

La artista de una vida 

No te conocía cuando eras una niña, ni cuando eras una adolescente con las hormonas revolucionadas. Pero apuesto que habríamos sido grandes amigas. Seguro que me habrías llamado la atención enseguida. Eres de esas personas “pizpiretas” que tienen un carisma especial y aunque no seas consciente de ello, te sale de forma natural. De espíritu alegre y alma entregada. De esas personas que no se conforman, que buscan más allá y en el camino hacia lograrlo, van brillando con luz propia. Fuiste la hermana del medio, la que no disfruta de los beneficios del pequeño, ni tiene el poder o responsabilidad de ser el hermano mayor. Es decir: la que se llevaba las broncas por arriba y por abajo, pero sin duda, el pilar fundamental para todos.

Te criaste en un pueblecito de La Mancha pero te fuiste joven a Madrid, cambiando el rumbo, comprobando cómo podías crear tu propio futuro. No sabías si te iría bien o mal, pero decidiste arriesgar. Y es que siempre has dado valor a tus creencias, a tus principios, siguiéndolos firmemente y pisando fuerte. No fui testigo de aquellos años, pero apuesto a que levantarías admiración y envidia a partes iguales.

Es difícil ser artista de una vida. Así llamo yo a los creadores de su propio destino, que no se dejan llevar por las circunstancias que le vienen dadas, que luchan, que buscan respuestas a sus preguntas, que se preocupan, que se emocionan, que viven cada momento, que dibujan la vida con los colores de su propia personalidad.

Te enamoraste y con el amor de tu vida, creaste una bonita familia.

Tu primera hija, Sonia.

Ella heredó tu carisma y tu talento innato de meterte en problemas. Además de ese corazón rebelde, insaciable y aventurero. Heredó tu belleza, tus ojos claros, tus pecas y la capacidad charlatana de los Géminis (la cuál admiro) 😉

 

Sin embargo, la vida y sus razones, son confusas de comprender a veces. A pesar de buenos momentos, suceden otros que causan gran dolor, en los que debemos demostrar nuestra verdadera fortaleza.

Ese padre de familia y amor de tu vida, se fue demasiado pronto. Siendo tan joven se quedo sin demasiadas cosas por hacer, pero sin una en especial. Se perdió la tarea de conocer a su segunda hija que venía en camino, la misma que está escribiendo estas líneas ahora.

sola la sacaste adelante, con la ayuda de una Sonia de 11 añitos y respaldada por tus padres y hermanos.. sí.

Pero sola.

Así es como aparezco yo, en la historia de tu vida, mamá.

Elisabeth, porque Elizabeth Taylor era la actriz favorita de papá.

No salí rubia, ni con pecas, ni con los ojos claros. Me parezco a papá. Salí morena, mandona, con los ojos achinados y carácter “peculiar.” Como si la vida hubiera querido darte el mensaje, de que nunca perdiste al amor de tu vida.

Aunque físicamente era como él, crecí llena de ti, de tus principios, de tus aprendizajes. Incluso cuando no eran agradables. Porque te he visto ganar, pero también te he visto perder. Y en los momentos más difíciles, donde no querías que nadie te viera, donde te sentías chiquitita y vulnerable, son en los que más te he llegado a querer. Porque las superheroínas de las mejores historias, también tienen debilidades, también sufren, también lloran.

Por eso hoy he querido relatar parte de tu historia, como si fueras la protagonista de una novela. Con una trama llena de verdad, de filosofía, de amor… llena de ti.

Porque siempre lo has sido mamá:

La protagonista de mi vida

30

Esa es la edad que tengo ahora, la mitad de la tuya. La misma edad que tenías tú cuando nos conocimos.

El bonito ciclo de la vida.

Me he cuestionado muchas veces mi deseo de ser madre.

Creo que es un milagro, lo deseo y lo temo a partes iguales. El miedo que sentimos ante los grandes cambios de una vida. Nunca te ves lo suficientemente preparado.

Y ser madre… es algo  inmenso.

Pero entonces… pienso en ti mamá. En tu significado en mi vida, como mi madre; en mi significado en la tuya como tu hija.

De nuevo, dos personajes con su historia pero que en realidad, forman parte de la misma.

Has inspirado las grandes cosas que he logrado en estos 30 años: las sonrisas de los éxitos pero también las lágrimas de los fracasos. Las veces de intentarlo, de caer una y otra vez. Me has dado la mano y con una sonrisa me has animado a intentarlo, una dos… mil veces. Me has ayudado a crear mi propio camino, el mismo que un día iniciaste tú, que seguiré yo y continuarán mis hijos. Como una conexión invisible y perfecta de pasado, presente y futuro. Como la historia infinita. Como el verdadero significado de la inmortalidad.

Por ello, he llegado a la conclusión que (en un futuro) seré madre.

Lo sé porque lo deseo, porque si sigo la naturaleza de mis pasos, estos me llevan ni más ni menos, que a seguir los tuyos.

Nunca me cansaré de contar tu historia, de ver cómo evoluciona y de seguir escribiéndola… juntas.

60 años y los que quedan.

 

Feliz cumpleaños, artista

(De tus hijas, que te quieren con locura)

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