21 de Julio de 2017. Hoy cumplo…
Este año por favor, no quiero regalos materiales. No aceptaré nada que se pueda envolver. Para mí, lo más grande de este mundo son las emociones. Aquellos sentimientos que no se pueden tocar ni describir. Sólo intuir, sentir. vivir.
Sensaciones pero que te invaden, te impulsan, te elevan, le dan sentido a la vida y a cada día.
Y aunque a veces es difícil expresarlos con palabras, he querido que este post lo escriban las personas que forman parte de mi todo.
Ahora en la historia de mi vida, siento por primera vez, que soy la protagonista. He aprendido a quererme con lo bueno y sobretodo con lo malo; a valorarme con mis virtudes, defectos, aptitudes y limitaciones; y a respetarme siendo consciente de que todo lo anterior forma parte de mí, y no ha de ser cambiado ni “corregido” por nada ni por nadie. He crecido en este año, sin cometer el error de dejarme llevar por la corriente, sin quedarme quieta en falsas zonas de confort que en vez de salvarte, te impiden ir hacia adelante. Porque al salir y caerme, me he levantado una y otra vez. Algo que me ha hecho entender quien soy, la fuerza interna que tengo y hasta dónde soy capaz de llegar. He descubierto por primera vez esa luz que algunas personas veían en mí, mientras yo seguía ciega. Por fin hoy, sé que la llevo dentro y al verla, he sentido que ya no tengo límites, ni fronteras. Sólo podría pararme yo, pero de cada paso me siento tan orgullosa, que no quiero volver a pararme nunca más.
Pararse es morir, renunciar a vivir… Perder la oportunidad de llegar a nuevos sueños, personas, y experiencias.
En este año número 26 he vivido tanto que en sí mismo, parece toda una vida. Como cuando lees un libro tan intenso que te lo lees de carrerilla.
He enumerado mis sueños, uno por uno. Y sin orden, ni previo planteamiento que me hiciera perder más tiempo, los he ido cumpliendo.
Así han llegado mis nuevas pasiones. Renunciar a un trabajo estable persiguiendo vocaciones inestables. He vivido reencuentros, emociones dormidas, amores repartidos en diferentes personas, relaciones que no se etiquetan bajo la palabra posesiva de “pareja” He huido de la gente tóxica, echándola de mi vida en ocasiones y en otras, han hecho el favor de marcharse solas. He corrido, vaya si he corrido. Por buenas causas o por mi propia causa. Infinitas 10 k, medias maratones y en busca de quitar la palabra media.
He querido rendirme pero justo cuanto más abajo estaba, más dispuesta estaba a luchar. Luchamos por demasiadas cosas en nuestra vida que carecen de sentido, sin entender que la mayor causa de nuestras vidas es luchar por uno mismo, por avanzar, por crecer, por levantarse al caer, por buscar la ansiada felicidad.
Esa gran felicidad que no está al final del camino. sino que se esconde en cada pequeño paso, cuando nos entretenemos mientras lo recorremos. No se cuantifica en números, como puede ser tu cuenta corriente, tener una dos o tres casas, un coche o lograr un buen trabajo. Ni siquiera en el número de títulos, éxitos o victorias que hayas tenido. Ni siquiera en los sueños que consideramos grandes y llegamos a cumplir.
Eso es lo que creías, lo que anhelas para seguir adelante en busca de ella. Y por eso cuando no llega, te frustras. Cuando “lo tienes todo” y no eres feliz, es cuando comprendes todo de la vida.
Al final, no recordarás lo que tenías, ni lo que querías, ni lo que llegaste a lograr. Recordarás tan solo… lo que sentiste.
Sentirte especial con una mirada… sonreír tan solo al pensar en una persona… reír hasta llorar… conversaciones que duran hasta la madrugada… planes improvisados… coger la mochila para vivir aventuras… vivir anécdotas estúpidas… discusiones que se zanjan con un te quiero… la sinceridad de tus amigos.. el apoyo de tu familia… el encontrar una vocación… la sensación de superación…
Eso es la verdadera
felicidad
Así, repartida en los momentos que forman parte de tu historia. En este caso de mi historia que hoy cumple los 27.
Como en toda buena historia, hay grandes personajes principales, sin los cuales, ningún episodio habría sido igual. Quiero decirles a todos ellos que agradezco inmensamente cada día, hora, minuto y segundo a mi lado. Nuestro tiempo es lo más preciado que tenemos. No vuelve, va solo hacia adelante, marcando el ritmo a veces lento, otras, frenético; marcando etapas, buenas, malas… y tú, sólo tú decides con quien pasarlo.
Deciros que cada momento vivido juntos, ha sido un regalo, no ha pasado sin más. A vuestro lado, cada risa, lágrima, palabra o silencio…ha contado de verdad.
Grandes amores, amigos, personas. Algunos grandes personajes de mi historia y protagonistas en mi corazón, dejo de escribir y os cedo el testigo. Este año habéis sido tan causantes de mi felicidad que he querido que todo lo que queráis escribir aquí, sea mi regalo de cumpleaños. Este post llevará vuestro puño y letra. Sin editar, será un copiar y pegar; sin reescribir, sin leer una palabra, hasta que sople las velas, cierre los ojos pidiendo un deseo y de nuevo los abra.
Es vuestro turno, ahora habláis vosotros.
Gracias de antemano por estar aquí