Corazón azul

Ellas…

Imposible descifrar si eran dos personas, o una sola.

Ellas…

No tenían rumbo fijo ni constante. Se conocieron cuando estaban inmersas en su proyecto más importante: dar sentido a sus vidas, crearse completamente a sí mismas.

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Para Clara, Madrid era el mundo de las oportunidades, dónde lejos de casa, fuera de su zona de confort podría centrarse en una gran pasión: el fitness, el deporte, el estilo de vida que conlleva, en un nuevo entorno donde descubrir unos sueños que día a día la sorprenderían. Pero dónde sobretodo… descubriría realmente grandes cosas de sí misma.

Eli por aquel entonces… vagaba intentado coger las riendas de una vida… que hacía tiempo se le había escapado. La había dejado aparcada para formar parte de una historia de amor, que lejos de hacerla más fuerte, la había anulado completamente. No quiso rendirse y se refugió en el bienestar que la producía entrenar, para encauzar su camino. Así, siguiendo esos pasos que fueron una tabla de salvación, su hobbie pasó a ser vocación.

Ambas compartían pasiones, visiones, principios. Formas de pensar, vivir y sentir. Fue en Bcool, el estudio de entrenamiento del gran entrenador y mejor persona Fran, donde se vieron por primera vez. Allí estaba Clara hablando de un pequeño paraíso llamado Menorca. Un lugar azul en el mapa, del que guardar para siempre las coordenadas.

Entrenando notaron un feeling especial, que sin embargo quedó casi como una anécdota. Es curioso cómo suceden las cosas, cómo un gran huracán, puede empezar con una leve e imperceptible brisa. Ninguna fue consciente, de que las sonrisas que compartieron aquel día, serían el inicio de una de las grandes amistades de sus vidas.

Pasó un tiempo hasta que volvieron a coincidir. Una tarde, pero una tarde fue suficiente. Ni siquiera estaban solas, ni en un entorno íntimo. En el gimnasio Físico organizó, un entrenamiento espartano: gran idea y excusa para verse de nuevo.

Algo sintieron aquel día, en lo que decían y en lo que no decían. El inicio de algo. Algo tan inmenso como el mar.

A raíz de ahí, compartieron momentos, empezaron con eventos de fitness, que se quedaban cortos, se alargaban con conversaciones, planes de futuro, ensoñaciones, ideas, divagaciones, confesiones.

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Una amistad de tres tardes improvisadas, tenía incluso más sentido que algunas de toda una vida. Algo que las hacía reflexionar sobre el valor de cada momento. Realmente tres horas, pueden marcar más que tres años… sí. Ambas valoraban como un preciado tesoro cada pequeño rato juntas.

Quizá era porque no habían encontrado a nadie con el que sentirse totalmente comprendidas, con quien poder simplemente… SER. Eran independientes, libres, personas sociables dentro de su soledad. Habían buscado, ya no alguien… sino algo que las hiciera sentir.  Dejaron correr el tiempo, durante mucho tiempo. Pero nunca se detenía, pasaba, seguía. Pero juntas ese tiempo, cobraba significado, era real y verdadero; el reloj se paraba y un recuerdo se creaba.

Cada una había superado sus propios obstáculos, aprendiendo de cada experiencia, creciendo, dando paso a nuevas decisiones que darían lugar a capítulos nuevos de su historia. El libro de unas vidas que ya no dejaban al azar, querían escribirlo de su puño y letra, no importaba las veces que hubiera que tachar, reescribir o pasar a limpio.

El capítulo en que que sus caminos se cruzaron, marcó un antes y un después en el guión. No estaba planeado y sin embargo parecía puesto allí por el destino, por algo más fuerte de lo que podrían llegar a describir.

Pero Clara tenía algo pendiente. Era momento de volver a casa. La familia resultó ser un gran peso emotivo, en la mochila de su corazón. Y aunque estaba preparada para todo tipo de entrenamiento, el corazón pesa más que cualquier mancuerna.

“Vuelve a casa”– dijo Eli mientras ambas tenían la mirada perdida en el lago del Retiro, con la suave luz de un sol que ya estaba comenzando su descenso – Realmente, me lo estás contando pero… no tienes dudas. Tu corazón ya sabe lo que quiere y tu cabeza está esperando a que lo digas en voz alta. Tú ya has tomado una decisión pero te da miedo asumirlo.

-Dejar Madrid… Todo lo que he sido aquí, las personas que he conocido, todo lo que he aprendido, cada significado… es como si dejara una vida. Y ahora… dejarte a ti.

-No dejas nada aqui Clara. Llévate todo esto allá donde vayas. Has conseguido grandes cosas, has aprendido, crecido, encontrado tu camino. La Clara que eres hoy, es la que serás, aquí, o allí. No lo perderás, eso ya te pertenece. Como el resto de los corazones que has conquistado para siempre.

Así que vete, respira tranquila, mira al frente, orgullosa, sonriente. Sabiendo que cierras un capítulo para escribir otro nuevo. Y no tengas pesar, porque no dejas nada aquí, ya siempre lo llevarás contigo y forma parte de ti. 

 

Aquel día, para ambas empezó una cuenta atrás. Qué duro encontrar un alma gemela y casi cuando la estás saludando, tener que decir adiós. Apuraron cada instante, robaron tiempo al mismo tiempo, sacaron espacios para compartir todo aquello que las unía: entrenamientos, charlas, risas, conocer lugares nuevos, rincones bonitos para pasar tardes que llegaban al anochecer… Y aunque estaban tristes, su alma era luchadora. La distancia sería un reto. Estaban convencidas de que ya nada las separaría. La pena era fuerte pero su amistad estaba preparada. Ya tenía un buen calentamiento a las espaldas. 

Llegó la despedida. Sabían que sería un momento duro… pero… no TAN DURO. La pena las sorprendió como una lluvia torrencial. Eso parecían sus lágrimas cuando cada una se marchaba por su lado.

Sin embargo… habían sido previsoras. Uno de los grandes rasgos que compartían, era que se conocían bien a ellas mismas, y en consecuencia, a la otra por ser tan parecidas. Unas tardes atrás habían planeado la que sería su primera aventura con nombre propio: Menorca. Aquel paraíso azul del que hablaba Clara cuando se conocieron, del que llevaba en el corazón sus coordenadas.

Aquella escapada, sería la luz que iluminaría su tristeza. Y a partir de entonces, intentarían que nunca fuera un adiós sino un: “hasta nuestro próximo encuentro”

Fue así como Clara, no dijo adiós. Con su bonita y dulce voz, triste pero intentando sonar lo más tranquila y fuerte posible dijo:

“Nos vemos en Menorca”

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Para tí, en un día tan especial… el prólogo de nuestra historia.

Muy pronto, el primer capítulo 😉

Porque eres tan bonita, por fuera y por dentro, porque tienes tu propia luz

Porque siempre estaré tu lado, en nuestra propia coordenada.

Feliz cumpleaños Clara.

coo

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Un espacio para compartir mi forma de ver y entender el mundo. Un espíritu libre, aventurero y por qué no admitirlo: loco, caótico, pero auténtico.Porque la vida sin pasiones no tiene sentido. ¿Las mías? Moda, Fotografía, Fitness, Viajes, y un estilo de vida saludable y pleno, resultado del equilibrio perfecto entre alma, cuerpo y mente. Aquí encontrarás una mezcla de todo eso, una búsqueda de la felicidad, un camino por recorrer...

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