Haciendo balance en mis piernas, pero sobre todo en mi corazón de este año 2019…
Soñé la Maratón de Roma; crucé la meta. Soñé la segunda en Madrid; crucé la meta.
Y por último… soñé la Maratón de Valencia… y gracias a TI cruzamos la meta.
Cada carrera es especial, pero esta Maratón fue indescriptible, gloriosa, diferente … única
Y lo fue por sus protagonistas.
Por toda su historia y preparación, dudas, aprendizajes, miedos, alegrías, lágrimas, triunfos... Iba a ser la primera vez que correría en grupo, la habíamos preparado juntos en NUMA, aunque mi compañera Esther se vio un poco envuelta en nuestro entusiasmo. Es una guerrera, la persona más fuerte que conozco, pero nunca le ha apasionado eso de correr.
Poco a poco el grupo se fue dividiendo y por mi parte, tras la Media Maratón (de la que os hablo en el post anterior), además de mucho volumen de entrenamiento, me lesioné el aductor. Estuve sin poder correr apenas, rezando por que se me pasara el dolor antes del 1 de Diciembre. Pero a una semana del gran día, renuncié definitivamente a ir.
Y lo reconozco: lloré.
Lloré muchísimo mientras lo asimilaba. Muchos entenderéis lo difícil que es aceptar la palabra lesión. Pero no podía seguir ignorándolo, mientras caminaba por el mismo asfalto que me había visto correr tantas tiradas largas, lloviera o hiciera sol, cada Domingo.
Dar una zancada más e impactar contra el suelo, dolía demasiado como para seguir; y así fue como renuncié al sueño.
Por eso, hoy no es mi turno de hablar. Es el suyo:
Porque ELLA si que correría la Maratón, la gran guerrera, la protagonista de este post.
Fue por ELLA que fuimos hasta Valencia para sorprenderla, animarla y darla fuerza.
Fue por ELLA que me puse el dorsal para acompañarla “unos kilómetros” de apoyo. Y fue por ella, que finalmente… corrimos juntas los 42km.
Amiga, compañera de vida y como si fueras de mi familia, aquel día me dijiste, que si logramos terminar la Maratón de Valencia fue gracias a mí. Pero sin duda, si la empezamos, fue gracias a TI.
Esther … ¿Qué te motiva de correr?
Voy a aclarar un par de puntos:
- No soy una Runner. Con esto me refiero que no tengo la pasión ni vocación por correr. Corro, si, pero no me gusta.
- Para mi correr es un medio para alcanzar un fin. Dicho de otra forma, corro porque, si se sabe, es bueno para el cuerpo, porque ayuda a alcanzar ciertos resultados y porque hace que te puedas mover mejor.
¿Entonces por qué?
¿Por qué, no es suficiente la Media Maratón si no que me lanzo a correr una Maratón?
Precisamente porque no me gusta correr. Porque hace un año la distancia mas larga que conseguía era 6-7km. Porque hace un año, correr solo era salir media hora para “coger fondo”, para hacer las piernas más veloces y mejorar en las artes marciales. Corría lo justo y necesario.
Soy una persona que se atreve con cualquier reto. Con cualquier reto menos correr. Y precisamente, porque hace algo más de un año conocí a la que ahora llamamos “Campanilla” (que conocéis como Eli, la creadora de este blog que hoy me ha cedido el testigo) Ella me mostró otras formas, me enseñó a conocerme a mi misma, a salir de mi zona de confort.
Desde entonces llevo un año corriendo para retarme. De 7km pase a 8km (parece una tontería, pero fue un paso importante), de ahí a 10k; 12k fue el siguiente paso, de ahí a la MetLife (15k) y sin quererlo me vi apuntada a la media Rock&Roll de Madrid. Ya 21k son palabras mayores pero era el primer objetivo, así que me ate las zapatillas y lo corrí.
Y lo terminé.
No estaba bien preparada para 21k y se sufrieron, pero se lograron. Ya me veía capaz de correr cualquier Media (y mas si tu primera es una montaña rusa). Durante la carrera me acompañó, por no decir que me llevó, durante 17k, Campanilla y la parte mas dura fue cuando el recorrido nos separó y ella tomó el camino de la Maratón.
Lo primero que pensé: “En la siguiente iremos juntas”.
Dicho y hecho.
¡Hola Media de Valencia!
Ya las medias no me preocupan. Sabia que podía hacerla perfectamente porque ya había hecho otra. Y la carrera termine con muy buenas sensaciones, como si estuviera paseando por la ciudad, disfrutando de sus calles y visitando los sitios más emblemáticos.
Ya solo quedaba el verdadero reto:
La Maratón de Valencia. 42k.
42,195 km para ser exactos.
Esto si son palabras mayores. Como he dicho antes me atrevo con todo, pero esta es única la prueba que de verdad me da respeto y coraje.
¿Entonces para qué correrla?
Por vencer mis miedos, salir de mi zona de confort, romper barreras y demostrarme que no hay limites, sólo aquellos que nosotros mismos nos ponemos, por demostrarme que si quieres puedes y que de una idea, sale un hecho.
Al igual que la Rock&Roll de Madrid, la sufrí. Salí de mi zona de confort en el km 27, hasta entonces iba en mi “salsa”.
Llegaron los 30 y a partir de ahí los 12 si fueron un reto.
Si, a partir del 30 mi cabeza empezó a fallar, me empezaba a plantear qué necesidad tenia de hacer esto. Pero cada vez que me lo preguntaba, alzaba la mirada y la veía tan contenta y feliz. Contra todo pronóstico y con una lesión por la que casi abandona, ahí estaba, corriendo a mi lado:
Campanilla siendo Campanilla al 100%.
Gracias a esa ilusión, tuve que seguir.
Entonces en esos 10km finales, entendí por qué gusta tanto correr. Cuando llegas a tu muro, sientes que no puedes más y los km se ralentizan, es cuando comprendes que todo lo que pase en adelante, depende de ti, de que tu mente pueda superarlo o no.
Yo no fui a rendirme, fui a sobre ponerme a mi misma, y así lo iba a hacer fuera como fuese.
Durante 4km tuvimos una ayuda inesperada: la persona con la que más me identifico y quiero, corrió a nuestro lado. Mi madre, corriendo por las aceras con nosotras, me dio la energía necesaria y también a Eli para poder luchar hasta el final. Y así fue.
42,195km cruzando la meta a sprint, corriendo de la mano, emocionadas y juntas, como el gran equipo que formamos.
Ella pudo correr su sueño, lo hizo realidad, cuando ya había renunciado a él.
Y yo pude superar mis límites, sobre ponerme a mis miedos, salir de mi zona de confort.
Nos apoyamos, nos ayudamos, y juntas lo conseguimos.
Nos habíamos visualizado en la meta muchas veces, cómo sería atravesar la meta de Las Artes y Las Ciencias, y si tu mente está ya allí, cruzando los arcos del final, ya tienes parte del camino recorrido, sólo tienes que calzarte y dar un paso tras otro hacia tu sueño.
Gracias a Berni el entrenador de ambas, pude entender estas palabras. Porque él lo visualizó mucho antes, porque él me reto y animó a correr Valencia. él fue una de las razones por las que lo conseguí.
¿Qué es lo que me motiva de correr?
El aprendizaje que tienes de uno mismo, pero sobre todo lo mucho que aprendes de las personas que te rodean, de tu gente.
A todos ellos…
Gracias por animarme.
Gracias por creer y confiar.
Gracias por estar a mi lado.
PD: A ti Esther, por dejarme correr al tuyo.