AHORA, Media Maratón de la Mujer

Siempre he sido una persona que aunque intentaba vivir el presente, tenía bien presente el futuro.

Gran juego de palabras ¿no?

Esa era un poco mi filosofía de vida, hasta que entendí que la vida simplemente, sucede de repente. Quizá parece una obviedad decir que el mañana no llega jamás. Pero piénsalo. Luchas por un mañana, que cuando llegue, será hoy, y el mañana de ese hoy será de nuevo a lo que aspiras, algo inalcanzable. Por eso no tiene sentido vivir en otro tiempo que no sea tu hoy, tu ahora.

Ahora es cuando tienes el control sobre tu vida. Porque si pones tus esfuerzos en un mañana, ese mañana, que cuando llegue será tu hoy, ya serás otra persona, con otras circunstancias y por lo tanto, con otros sueños u objetivos.

Quería hacer esta reflexión, simplemente porque a la hora de enfrentarnos  a una decisión o algo que queremos hacer pero sentimos que no estamos preparados, nuestro recurso natural es dejarlo para otro momento, quizá para mañana.

Venga, reflexiona, sabes que lo que te digo es cierto, lo hacemos todos. Desde una decisión importante hasta la más mínima tontería. Se puede aplicar desde el momento de afrontar algún reto personal importante hasta una idiotez como por ejemplo, algo que sucede mucho, esa prenda de ropa que nos compramos y en vez de ponérnosla hoy, que es cuando realmente la queremos, la guardamos para una ocasión especial del día de mañana. Luego ese día llega, y ¿qué pasa? Que ya no te gusta, ya no está de moda, ya no te vale, ya no lo quieres.

¿Qué ha pasado?

Simplemente que cuando ha llegado ese momento del mañana, aunque la prenda se mantenía igual, eres tú que ya no eres el mismo. Sí, quizá has comido más donuts de la cuenta en ese tiempo, y ahora eres tú con 5 kilos más. Pero igual de guapo/a eh? 

AHORA. Ese es el único espacio de tiempo que debes asumir.

¿Qué quieres? ¿Cómo? ¿Dónde?

Hazte las preguntas que quieras, pero el cuándo, ya lo sabes.

AHORA

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Todo esto, es para introducir, cómo decidí apuntarme a la Media Maratón de la Mujer, dos semanas antes de la carrera, con un verano complicado a mis espaldas en las que mi entrenamiento era más bien por tema emocional que orientado a cualquier tipo de rendimiento.

Uno de mis grandes amigos, al que menciono mucho porque me ha ayudado infinitamente me dijo:

-“Eli, apúntate a la Media Maratón de la Mujer”

Le dije: “No estoy preparada”

Me dije a mi misma: Ahora, no estoy preparada.

El año pasado ya me enfrenté a esa distancia, seguro que lo recordáis. Aquí podéis ver el post que escribí cuando corrí la Media Maratón de Asics. Para mí fue indescriptible, un gran reto personal, ya que lo veía para gente muy preparada por aquel entonces. Venía de no correr nada, a correr 10k, hasta llegar al reto de los 21k.

Recuerdo la dura y larga preparación, recuerdo los entrenamientos, recuerdo la constancia y el sufrimiento. Hasta llegar incluso a aborrecer un poco el momento de ponerme las zapatillas. Y cuando lo conseguí, recuerdo llorar de la emoción, ya no solo por acabar la carrera, sino por todo el camino recorrido desde que decidí apuntarme, hasta llegar a la meta.

-“Eli, apúntate a la Media Maratón de la Mujer”

[cabeza de Eli] ….(silencio) …No estoy preparada.

“Eli, apúntate a la Media Maratón de la Mujer”

[cabeza de Eli] … (silencio)…(silencio)… (más silencio)

“Eli, apúntate a la Media Maratón de la Mujer”

[cabeza de Eli] No… No….. ? Realmente… ¿no estoy preparada?

Ahora tenía la oportunidad en mis manos de aceptar este reto y en un tiempo tan inminente que por mucho que quisiera prepararme o pensarlo, lo único que podía reflexionar era lo que os he dicho anteriormente:

¿Qué quieres? Correr la media Maratón.

¿Cómo? Con el corazón y unas piernas que llevan mucho entrenamiento detrás.

¿Dónde? En mi Madrid, el lugar ya estaba puesto.

¿Por qué? Porque necesito demostrarme a mi misma que puedo hacerlo, que no necesito nada ni nadie para cumplir un sueño, simplemente mi ilusión, actitud, entrega y superación.

¿Y cuándo lo quiero?

AHORA

– “Eli, apúntate a la Media Maratón de la Mujer”

[cabeza de Eli]– Estás preparada

[Boca de Eli]  “Pues, sí. Me apunto AHORA mismo.

No voy a negar que he necesitado el empujón de mi gente. Sobretodo, en esos momentos de salir a correr seriamente a probarme, y ver en qué condición estaba realmente, en tiradas largas y series. Comprobar a veces que iba sobrada, y otras que estaba más oxidada. Ese sube y baja emocional que te lleva a pensar desde que te vas a comer la carrera con patatas hasta que no vas a ser capaz de acabarla.

Pero hay frases que te hacen dar el paso: “Eli, PUEDES” “Eli, ten FE en tí” 

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LLEGA EL GRAN DÍA

No lo sabes, pero tus piernas recuerdan los km que has recorrido con ellas. Y aún así, no corres con las piernas, hay algo que no sólo corre sino que vuela hacia la meta. Un corazón que late, que no se queda quieto, que tiene ambiciones, sueños, esperanza.

Amanece un día con lluvia, el ahora estaba aquí.

Descubrí mientras daba cada zancada, que aquella carrera estaba significando mucho más para mí de lo que jamás habría imaginado. No planeé sentirla así, vivirla de aquel modo tan intenso. Me invadió la sensación de orgullo hacia mi misma. Algo que no había experimentado jamás. Decir, aquí estás, esta eres tú. Y no sé mañana, pero HOY, corres tan rápido y brillas con tanta fuerza, que nada ni nadie puede hacerte sombra. No necesitas luces, emanas una propia. Una que quizá ya tenías, pero hasta que no ha llegado un momento oscuro, no has sido consciente de ella.

Allí estaba, pasaban los kilómetros y mi ritmo no bajaba. Seguía fuerte, seguía decidida, seguía sin parar.

Al subir la Gran Vía madrileña, comenzó a llover con una fuerza inmensa. Tanto que era realmente difícil abrir los ojos y seguir corriendo a la misma velocidad con esos charcos y ríos que descendían por el asfalto.

Suena épico, suena fantasioso, suena peliculero… Pero me quité la coleta, todo lo que me sujetaba el pelo. Sin dejar de correr, miré al cielo extendiendo los brazos. Me emocioné, todo mi cuerpo estaba emocionado. Me eché a llorar y mientras mis lágrimas se mezclaban con el agua de lluvia, seguí corriendo.

¿Sabéis? Cuando estás ante un momento importante de tu vida, lo notas. Lo percibe tu cuerpo, lo interpreta tu mente, lo expresa tu corazón, se graba en tu alma.

Ya quedaba poco recorrido. La meta estaba cerca y la verdad, no recuerdo si desde ese kilómetro, dejé de llorar del todo. Creo que no. Y cuando has llorado tanto hasta creer que ya has agotado todas tus lágrimas, de pronto descubres que no todas las lágrimas son amargas. Desde luego estas, eran gloria.

Sí; Mi gran momento de gloria.

Llegando a meta, en el tramo final encontré a mi madre. Quizá mi orgullo hacia mi misma en ese momento, sólo puedo equipararlo al que siento por ser su hija. Allí estaba, incondicional como siempre, sonriendo de oreja a oreja mientras me animaba gritando que ya quedaba poco.

Y entonces llegó la recta final. Último sprint. Cruzo la meta.

[Cabeza de Eli] – Estabas preparada, lo has conseguido.

[Corazón de Eli] – Estabas preparada y estás preparada para todo.

[Alma de Eli] Estabas preparada, estás preparada para todo. Ahora eres todo lo que quieres ser, ahora es tu momento.

Entonces, allí en la meta, ví a esa persona que me dijo:

“Eli, apúntate a la Media Maratón de la Mujer”

Una mirada, un gran abrazo de esos que atraviesan la piel y llegan dentro, muy dentro. Gracias amigo por creer en mí.

Gracias amigo, gracias.

Miré también mi muñeca derecha, dónde tengo tatuada la palabra happiness, ahí tenía una pulsera muy especial, de alguien muy especial que me dio fuerzas y que valoro inmensamente, así como todo el ánimo y apoyo que me habéis mandado, al que solo me puedo rendir y deciros que habéis sido y sois el empujón que necesito muchas veces.

No sabéis lo que llegáis a influir en mi vida, así que sólo puedo pedir que sigáis a mi lado. Separados físicamente en la distancia, pero bajo un mismo cielo. Juntos bajo un objetivo común, cumplir nuestros sueños, sean cuales sean.

Y aquí termina el relato sobre mi Media Maratón de la Mujer.

Otro capítulo de mi nuevo libro. Al que llamaré

AHORA

 

La vida es como una carrera. Cada día es una nueva, con un principio, un final e inmensos obstáculos, aprendizajes, y emociones en el recorrido.

Pero no la dejes para mañana.

Recuerda:

HOY, AHORA

Estás preparado.