Hoy, en el primer post que escribo en 2019 quiero hablar de un sueño. Quiero hablar de algo más que un simple puesto de trabajo. Quiero hablar del que ya es para mí, un hogar.
Quiero hablar de
Nadie me habría dicho que el hecho de conocer a Berni, monitor del gimnasio al que iba, supondría un antes y un después. Nunca podemos predecir si estamos ante un momento importante, o cuan decisiva puede ser esa oportunidad como para cambiarte la vida. Pero lo cierto es que por aquel entonces, me quedaba mucho por estudiar en el campo del entrenamiento. Hoy en día, aunque ya cuento con formación a las espaldas, sigo teniendo infinitas cosas por aprender; sinceramente creo que nunca dejaré de hacerlo. Pero recuerdo estar un poco perdida al empezar. Él me aconsejó, me dio confianza en mi misma, aunque reconozco que dudaba un poco en aquel momento, de por qué tenía esa fe y confianza en mí si apenas me conocía. Era una persona que veía cotidianamente, que me guiaba desde la cordialidad y simpatía, pero manteniendo las distancias. Aún así, se interesaba porque me fuera bien a cada paso. Me dijo qué camino tomar, para aprender cosas que consideraba importantes, con grandes profesores que conocía, y luego un poco más adelante, emprendió su propio camino.
Yo ya conocía Numa Fitness, porque había ido a probar el centro en otra ocasión. Pero como digo siempre, un lugar lo definen las personas que lo llenan. Cuando Berni entró a trabajar allí, la diferencia fue como cuando abres las cortinas en una habitación a oscuras y dejas entrar la luz del sol. Las personas especiales lo cambian todo a su paso, lo tiñen todo de su propio color, y eso pasó en Numa cuando llegó él.
Después se dio de forma natural algo que debía suceder; se quedó al cargo del centro. Entonces, yo que rondaba buscando mi propio hueco en este mundillo, haciendo entrevistas, sufriendo un poco de miedo escénico probándome en las clases colectivas, tal y como conté en un post aquí, recibí la llamada de Berni; proponiéndome ser parte de su equipo. Uniéndose así nuestros caminos, hasta el día de hoy.
(Os lo conté todo en un repaso de mi vida en este post llamado Ilusión)
Quien me iba a decir que ese lugar se convertiría en el centro de mi vida, el lugar en el que puedo llegar a los demás, hacer realidad el sueño de poner mi grano de arena mejorando la vida de los demás. No contribuyendo sólo a que mejoren su estado físico, sino a que comprendan algo grande de si mismos. hasta dónde pueden llegar, a ponerse retos, objetivos, metas, sueños, un motivo por el que merezca la pena luchar. Algo que parece simple y es en realidad muy complejo: comenzar a centrarse en su propia vida. Porque con tanto ruido, falta de motivación, además de una sociedad plagada de estereotipos, nos vamos alejando sin ser conscientes, de nuestro yo interior. Ese al que tendríamos que mantenernos siempre fieles.
Cuando estoy trabajando en Numa, la persona que tengo delante, sé que en principio, viene a entrenar. En ocasiones es simplemente así. Pero la gran mayoría, lo hace por algo más allá. Aunque no lo reconozcan, o ni siquiera lo sepan, en el fondo es así. Siempre me esfuerzo en ver lo que se esconde una capa más abajo, más adentro. Intento buscar sus “por qué” sus “para que“. Qué les mueve, qué le gustaría sacar de sí mismos. Y rara vez esos motivos se quedan tan sólo, en algo físico.
A todos nos mueve la emoción.
El entrenamiento personal, se centra en ese ser humano, que no es sólo un cuerpo en movimiento. Es una mente que le da significado. Es un corazón que le da sentimiento. Y sino consigues que lo que estas haciendo, sea entrenar o sea cualquier cosa que hagas en tu vida, te emocione, te haga involucrarte, implicarte de manera que forme parte de ti mismo, lo acabarás dejando.
Todo aquello que hagas, si quieres hacerlo de verdad, debe importarte.
Es así como me conmuevo cuando personas que venían a entrenar por ponerse en forma, que lo consideraban como un capricho, han pasado a verlo como “su momento” El momento en el que pueden ser ellos mismos. Sacando un gran potencial oculto hasta ahora en su interior, esperando a que viera la luz. Porque lo cierto, si una cosa he comprobado de todas las personas que hasta la fecha, he tenido la oportunidad de entrenar, es que todos somos grandes en algo.
Todos somos únicos y especiales. Y si una persona no es consciente de ello, es porque todavía no ha encontrado en qué se diferencia, cual es su potencial. No ha sabido ver aún su propio brillo. Como si a un pez no le ponen nunca a nadar, o a un pájaro a volar.
Nosotros como entrenadores, no solo buscamos trasmitir o infundir motivación. Al menos yo lo veo como un intento de ser un espejo para esa persona. Que vean esa realidad, ese reflejo que les haga comprender quienes son. Ser esa voz que dice que SI, que SI PUEDE, y que LO LOGRARÁ si se lo propone, si se esfuerza, si lo quiere de verdad. Porque el sentimiento de superación, la sensación de lograr algo que te has propuesto, de que has ido más allá de lo que considerabas tu límite, no tiene precio. Y nuestra misión no es llevarte ahí, es demostrarte que con los consejos y herramientas adecuadas, puedes hacerlo tú. Y no te llevaremos a la meta, iremos a tu lado.
Como solemos decir, las victorias no se ganan en el día de la batalla; se consiguen día a día, en el entrenamiento, en la lucha cotidiana contra las excusas, donde cargamos con mil problemas a las espaldas. Es en esos momentos duros, donde debemos salir vencedores. Y si crees en ti mismo, si tienes un equipo, un guía, o como me gusta pensar, un buen entrenador, siempre vas a saber buscar ese yo interior.
Ese que te recuerda tu “por qué”, tu “para qué”, te hace recordar cuánto quieres conseguirlo y te grita eso de:
“Esto no termina, hasta que yo no gane“.
Como hablábamos Berni y yo el otro día: un Maratón se lucha en la preparación, en el duro entrenamiento, en los km sufridos día a día. Da igual el frío, las excusas, la pereza, el cansancio o agotamiento. Sigues adelante y cada momento decisivo, es un logro. El día de la competición, solo vas a recoger la medalla que te has ganado los meses atrás. Nos gusta el ejemplo del maratón, porque realmente lo podemos aplicar a la vida, que con suerte, es larga. Una carrera de fondo que hay que superar, muchas veces con cuestas, esfuerzo y fatiga, pero hermosa. Tan bella que cada día en ella, cada km recorrido… es un regalo.
No os conté que por un pequeño imprevisto, una lesión no esperada pero que ya está superada, no pude correr la Maratón de Valencia. Sin embargo los reyes fueron muy buenos conmigo y me inscribieron para la Maratón de la ciudad que fue mi casa durante un año.
Este Abril, correré la Maratón de Roma.
Mi preparador no puede ser otro que Berni. Y os aseguro que no le hacen falta las zapatillas para acompañarme en cada zancada. Sus consejos, sus frases en cada entrenamiento, van siempre en mi cabeza, dándome ese empujón que necesito o frenándome para que reserve energía. Nosotros ganamos en cada entrenamiento. Y es esa acumulación de victorias diarias, las que espero, nos lleven hasta la meta de Roma. 🙂
Por ello, en este primer post del 2019, quería pararme en estos kilómetros de mi vida que estoy recorriendo en Numa Fitness, formando parte de un equipo que bien podría ser ya una pequeña gran familia.
De aquí en adelante, os escribiré mas a menudo desde allí, mostrando de cerca lo que hacemos. Os contaré historias, reflexiones, preparaciones que estamos llevando a cabo, que me hacen muchísima ilusión, cosillas de entrenamiento y por supuesto, las conclusiones psicológicas, filosóficas y emocionales que voy sacando (ya me conocéis) No descarto cederle el testigo a mis compis para que dejen algún post escrito por aquí. Por supuesto os invitamos a todos a conocer el centro y venir a probar. Os dejo la web por aquí.
Sólo quiero dar las gracias a un equipo que siempre es el apoyo cuando me faltan fuerzas. Consciente o inconscientemente me hacen crecer diariamente. Cada uno diferente, aportando su visión, enriqueciendo con ella al resto. Así es como nos completamos los seres humanos. Siendo parte de algo. Siendo parte de algo grande.
Y yo, nosotros en este caso, siendo parte de Numa Fitness.
No os perdáis todo lo que viene. Este 2019, vamos a por todas.
PD: Dedicado a Berni, de parte de tu querida Campanilla. Porque estas son las palabras que me hubiera gustado decirte en la cena de Navidad, pero por escrito, puedes volverlo a leer las veces que quieras.
Gracias por cada kilómetro de vida… a tu lado.