Brownie
Color chocolate, más amigo de las personas que de los de su especie, un trasto que le pasa de todo, incluso con su molesta dermatitis, siempre va más feliz que cualquier perdiz. Leal, obediente, gracioso, simpático y demasiado cariñoso.
Único Brownie, mi pequeño de cuatro patas y a la vez mi gran protector.
Quien me conoce, lo sabe. Si tengo un fiel compañero en esta vida es él. Estamos conectados, nos entendemos tan sólo con mirarnos, o directamente conversamos.
Podría seguir alabando a mi perro, como todos los afortunados que tenéis mascota, que para vosotros no hay ninguno igual: “el vuestro es el mejor y punto” y así debe ser. Pero vamos al post de hoy, dirigido sobretodo, a esas personas que al igual que yo, llevan un estilo de vida activo y quieren que su mejor amigo, forme parte de su rutina de entrenamiento.
Es genial entrenar con tu mascota. Correr juntos por ejemplo, puede ser una gran rutina para ambos, porque no solo entrenas tú, sino que mantienes activo a tu perro, se divierte a tu lado, le harás sentir útil, se afianzará vuestra unión. Pronto os convertiréis en el mejor equipo.
Será una tarea bonita, pero a realizar con paciencia y con algunas cosas básicas en tu cabeza. Si no lo has probado nunca, o sí pero no ha funcionado como esperabas, con este post quiero animarte a que pruebes de nuevo. Además, como muchos me preguntáis os voy hablar también, de los productos que podéis utilizar para hacer deporte con ellos, en mi caso de Kiwoko, nuestra tienda preferida.
Espero que te ayuden estos consejos basados en mi experiencia personal con Brownie.
1. Prepara a tu perro
Sí. Debes tener claro que sois un equipo, no sólo existes tú. Tú sabes que vas a entrenar, sabes cómo, cuándo, dónde, cuánto…, pero él no es adivino. Al igual que tú te pones la alarma, las zapatillas y te “preparas”, tu perro necesita mentalizarse de que va a realizar la tarea de correr. Si quieres que lo adopte como una rutina más, será misión tuya facilitarle el proceso. Si lo haces bien, pronto él sabrá perfectamente que sale a entrenar.
Incluso antes de que lo sepas tú.
¿Cómo preparo a mi perro?
Para que el perro se concentre en una tarea, lo primero que has de hacer es satisfacer sus necesidades básicas primero. (Véase, sus pises y sus otras cosas.) Así como un paseo previo en el que pueda olisquear, relacionarse y ser “perro” en definitiva. Esto le tranquilizará y se sentirá más satisfecho. Eliminará esa ansiedad con la que ha salido a la calle (que Brownie al menos, sale excitado como una moto).
También recomiendo que empecéis a correr por una zona que él conozca, un perímetro “seguro” que no le haga despistarse o que la curiosidad impida que se concentre. El objetivo es que llegado el momento de correr, tu perro no tenga tantos estímulos “perrunos” para evitar parones durante el entrenamiento. Conseguir que tu perro se centre en la tarea que quieres que realice: correr.
2. Conecta con tu perro
Una vez en carrera, costará que os encontréis a gusto. Puede haber pasar que tu perro vaya tirando, (que es el caso de los primeros km de Brownie), o que por el contrario, tu tengas que tirar de él. También es común que se cambie de lado, o que lo entienda como un juego y te persiga… cada perro es un mundo. (un mundo muy bonito)
De nuevo, tienes que ponerte en su lugar. No entiende qué estáis haciendo. No corre tras la pelota, ni hay un objetivo concreto. Piénsalo: si hay personas que aún no entienden lo de “correr por correr” sin estar perdiendo el autobús ni estar escapando de algún peligro, imagina tu perro. ¡No entiende nada! Por eso, paciencia.
¿Cómo conecto con mi perro?
Trota suave junto a él, indícale lo que tiene que hacer, el lado que tiene que ocupar. Dale indicaciones todo el tiempo, con calma y paciencia. Insisto: indicarle, no regañarle.
Cuando responda correctamente y te obedezca, prémiale, recurre al refuerzo positivo siempre. Llevar premios siempre es una buena idea para fomentar rápidamente una buena conducta, por ejemplo todos los snacks que hay en Kiwoko le encantan a Brownie. Pero sobretodo, que no falte una caricia, una demostración de afecto, o simplemente que por el tono de tu voz comprenda que lo está haciendo bien, que estás contento y orgulloso de él.
Debes partir de la premisa de que tu perro te quiere. Desea agradarte. Lo único que necesita es saber cómo hacerlo. Hazle entender pues, a cada momento que lo está haciendo bien. La comunicación entre vosotros será vital y no solo para el entrenamiento. De pronto descubrirás que la conexión con tu mascota se hace mucho más fuerte y profunda.
Cuando haya entendido tus primeras indicaciones, es momento de alargar la carrera hasta conseguir un ritmo agradable y estable para ambos.
3. Equipa a tu perro.
Esto es como todo. Cuando sales a correr 20 minutos de “trote cochinero” te da igual desde la ropa, hasta lo que lleves en los pies… basta que sean “de deporte” Pero luego te aficionas, y ya quieres unas buenas zapatillas con amortiguación, una ropa cómoda que transpire, un pulsómetro y todo lo que se adapte a tu presupuesto o a tu grado de frikismo.
¿Cómo equipo a mi perro?
Todos tenemos nuestra tienda de confianza, yo como os he dicho siempre recurro a la web de KIWOKO que me encanta y tiene de todo. Para correr, te servirá una correa especial. Es elástica y evita los tirones. Se ajusta a un cinturón acolchado que te permitirá llevar las manos libres en carrera. Hay muchos modelos, la mía me la regalaron hace años y es muy parecida a la Correa “Ferplast” que os recomiendo.
Lo que si os aconsejo y tenía pendiente es usar un arnés . Disponibles en la web de Kiwoko. El de Brownie está de camino. Muchos estudios lo aconsejan antes que el collar del cuello, ya que reparte mejor el peso en la zona del tórax, evitando contracturas en el cuello de nuestro animal, o algún problema con el riego sanguíneo sobretodo a la hora de correr.
4. Recompensa a tu perro.
Una vez finalizado tu entrenamiento, te sientes satisfecho y orgulloso de tu buen trabajo, pero tu perro también necesita que se lo transmitas a él. Insisto en la importancia de esto, ya que es tu misión, que tu mascota genere un sentimiento positivo hacia la tarea de correr. Prémiale al terminar dedicando un rato a estar con él. Juega con él, con sus juguetes favoritos y por supuesto, dale algún caprichito. Al igual que tu te concedes esa cervecita fresquita, no mientas.
¿Cómo recompenso a mi perro?
Afecto, afecto y después… más afecto.
Juega con él, dedícale tiempo. Por ejemplo, como veis en las fotos, Brownie adora jugar con la pelota.
Y otro de sus trastos favoritos es el Kong, que podéis ver aquí con el que se entretiene intentando sacar su premio. Puedes meter “chucherías” O incluso meto sus suplementos para la piel, para que se los tome a modo de recompensa. (Acidos grasos. Coatex)
En el entrenamiento con tu mascota, la calidad no la marca la distancia recorrida, el tiempo o el ritmo. El grado de éxito dependerá de la felicidad y compenetración que hayáis alcanzado juntos.
Quizá tu perro no habla pero sólo con mirarle puedes ver si está feliz y satisfecho.
Ese es el objetivo ya no sólo del entrenamiento, sino de tu vida junto a él.
Hasta aquí el post de hoy, que si os ha gustado, haremos más. Brownie estará encantado de aparecer de nuevo por aquí.
Por cierto si sois tan amantes de los animales como yo, no os perdáis la última campaña de Kiwoko “Kontigo me siento feliz”, el primer anuncio en el que se ven historias reales y diferentes situaciones que expresan lo que todos sentimos por nuestros peludos, ¡amor incondicional!
Sin más, espero que os sirvan estos consejos, que pueden parecer obvios pero en realidad no lo son tanto. Es importante comprenderlos.
Primero comprueba sus sensaciones y si son buenas, que nada ni nadie os frene, porque seguramente alguien desinformado os dice que es “demasiado” llevarte a correr a tu perro. Pero cuando tenemos mascota, es nuestra obligación hacerles sentir parte importante de nosotros. No es un mueble más de tu casa, que te hace una fiesta de amor y alegría cuando atraviesas la puerta. Quieren estar contigo, quieren ese hueco caminando o corriendo a tu lado. Recuerda que dependen de ti, siempre. Toda su felicidad o su desdicha, está en tus manos.
Para tí, ellos son parte de tu vida.
Para ellos, tú, eres su vida entera.
Y ahora hazte la pregunta:
¿Qué vida quieres darle a tu mejor amigo?
Nos vemos en el próximo post.
Agradecimiento especial…
…a Alejandro por toda su colaboración en este post con su sobrino.
Así posamos…
… pero así somos