Hola a todos!
Os cuento en este post, mi relación con la vida sana y el deporte. Así conoceréis mi historia con el fitness. Porque muchas veces vemos una imagen y creemos que lo que se muestra, siempre ha sido así. Pero lo cierto es que no; como todas las personas, aunque partamos de una esencia propia que nos hace ser únicos e irrepetibles, las experiencias, con sus correspondientes fracasos y éxitos las evoluciones que vamos teniendo, las circunstancias que se van dando en nuestro entorno y en definitiva el camino que va formado nuestra vida, nos termina marcando de una forma u otra para convertirnos cada día en una nueva persona.
Hoy eres las experiencias de ayer, pero mañana serás las experiencias de hoy.
Por debemos mirar atrás tan sólo para admirar nuestra historia con orgullo. Porque es lo que nos ha llevado a ser quien somos hoy.
Hoy daré con vosotr@s un pequeño repaso a mi pasado, mi comienzo en todo esto de la vida sana.
Hace unos años yo, era de esas personas que podría considerarse sedentaria. Después de una larga infancia envuelta en la gimnasia rítmica, que se volvió algo demasiado exigente para mí, dejé de lado totalmente el deporte.
En el colegio, recuerdo haber sido la mejor de mi clase en Educación Física. Me encantaba y se notaba mi empeño y competitividad sana. Sin embargo después, el toparme con otros profesores, no me arriesgo a decir poco profesionales, pero si más desmotivadores y menos comprensivos en el instituto, obligándonos a realizar pruebas ilógicas y fomentando poco o nada el valor de superación de cada uno, dieron como resultado una total repulsión hacia el ejercicio físico.
Llegó mi etapa adulta y entonces, empecé una relación que los que me conocéis de sobra habéis conocido y vivido a nuestro lado. Era profesor de Educación Física, curioso, ¿no?
Cuando nos fuimos a vivir juntos, me dijo que tan sólo le dejara una hora al día para entrenar. Que era su hora de escape, una hora para si mismo.
Yo no entendía esa filosofía en aquel momento, ya que el entrenar, para mí como para el resto de los mortales, era por y para algo, para un objetivo, entrenar con algún propósito como competir en alguna categoría o deporte. No como afición o modo de disfrutar.
Sin embargo, mi naturaleza había sido siempre activa, inquieta, un terremoto en definitiva. Y aunque haya etapas de tu vida que parece que abandonas ciertas cosas, lo cierto es que tarde o temprano terminas volviendo a tus orígenes. Quería volver a sentirme activa y plena; volver a estar en sintonía con mi cuerpo, ese regalo que tenemos, que si no lo utilizamos completamente, ni le damos vida, movimiento y aventuras, estamos desaprovechando.
Además tengo la costumbre que si alguien que quiero, tiene una profunda afición, intento descubrirla para ver el por qué de su atractivo. Si no me gusta una vez descubierta, la omito; si me gusta, la hago mía.
Con el tiempo, no sólo he conseguido hacer la afición de entrenar mía, sino que finalmente he entendido una verdad.
La sencilla realidad que todo esto y mi manera de comprenderlo, es que no es cuestión de un físico, sino de un estilo de vida: el que deberíamos llevar todos.
Yo me pregunto…
¿Por qué no vemos claramente, que ofrecer a nuestro cuerpo, esa actividad, ese movimiento y esa energía vital, es mucho más natural desde el punto de vista evolutivo, que el dejarlo todo el día inactivo tirado en el sofá?
¿Por qué la sociedad, cataloga ese ejercicio diario como una mera obsesión por el físico, y no como una obligación moral que deberíamos tener hacia la salud y longevidad de nuestro cuerpo, y por consiguiente de nuestras vidas?
Vale, no vamos a ser hipócritas, si todo ello da como resultado un cuerpo bonito, armonioso y atlético, mejor que mejor. Ni siquiera por este lado, el ejercicio físico es cuestionable. ¿Acaso la mayoría de mujeres, no salimos de casa con nuestro rimel o nuestro brillo de labios? ¿Acaso los hombres no se arreglan la barba o se cortan el pelo como el futbolista de turno? ¿Y por qué el cuidar tu imagen, se acepta con normalidad en algunos casos y es criticado en el ámbito del ejercicio?
Reconozco que es una consecuencia que me gusta y motiva a dar más cada día. Y es que el cuerpo es así de agradecido, tú dale la actividad que demanda y te responderá con grandes resultados en el interior y en el exterior.
Ante todo respeto; me gustaría no ser esa rara que prefiere ir un Domingo a correr, antes que salir de fiesta un Sábado por la noche. No que sea mi elección sana, un motivo para criticar mi manera de vivir, sólo porque el que emite ese juicio, no se ha atrevido aún, a calzarse las deportivas e ir a exprimir los límites de su cuerpo.
Por suerte, también he de decir que poco a poco, gracias a los medios, a las redes sociales, a los diferentes eventos o a simplemente a que se ha puesto de moda, la concepción de este estilo de vida, ha ido evolucionando positivamente. Cada vez es más normal tener una amiga runner o un amigo que se ha animado con el crossfit, o viceversa! Y me alegra, a la vez que me alivia.
Porque desde que empecé hasta el día de hoy, no me arrepiento del día en que decidí comenzar a entrenar, con este único objetivo: YO
Porque se abrió ante mi un nuevo mundo, una nueva vida sana, activa y plena.
Y me da pena que esas personas incapaces de ver más allá, se lo pierdan sin darse la oportunidad de conocerlo. Es triste que se queden en esa imagen vanal de “Mujeres, Hombres y Viceversa”, y no vean la realidad, los grandes beneficios que se encuentran al llevar este estilo de vida.
Un estilo de vida alegre, con retos, motivación, esas cosquillas en el estómago al empezar una carrera, esa sensación de superación al terminarla, esa libertad de ver como tu cuerpo ya no corre, sino vuela…
En definitiva:
Una vida que ahora, escogería sin dudar una y mil veces, puesto que es el único camino que conozco hacia la felicidad plena.
El recorrido no siempre será bonito,
Te caerás exhausto; pero te levantarás con más fuerza que nunca.
Insisto, el camino no siempre será bonito, pero te aseguro que será el correcto.
Ahora te toca a ti.
El sofá sigue ahí, pero puedes quedarte sentado impasible,viendo pasar los mejores años de tu vida; O levantarte y salir a disfrutarlos al máximo.
Tú decides. Tu cuerpo te espera.
