42

Recuerdo el momento exacto, en el que por primera vez, cruzó por mi mente la idea de correr un Maratón. Por aquel entonces, creía que era algo imposible. Pero también he de reconocer que no me conocía a mi misma lo suficiente.

“Es momento de cumplir sueños” 

Y fui uno por uno, sin dejarme ninguno.

Llegó tu turno:  Maratón

Cuando me inscribí en la carrera, pensé que entrenaría disciplinadamente; así lo he hecho con las Medias Maratones que llevo hasta la fecha. Pero la vida nunca sale como la has planeado. Sino que aburrido sería ¿no? Planning de running, km a acumular, ritmos… todo eso, pasó a un segundo plano, cuando decidí formarme más a fondo en el campo del entrenamiento. Mi prioridad estos meses ha sido estudiar: sacar los cursos de Funtional Trainning y Pilates adelante con éxito. En definitiva, hacer de mi misma alguien verdaderamente competente en el sector que tanto respeto. Hoy, puedo decir que soy una entrenadora preparada, que no sólo sabe entrenar a los demás. Sino que entiende el por qué y el para qué. Y me siento feliz y orgullosa por todo lo que he aprendido.

Pero, se acercaba el 22 de Abril marcado en el calendario. La gran Rock’nRoll Maratón de Madrid de la que hablaba, hace más de un año. Llegado el momento, las cosas estaban así: a nivel físico, no había cumplido con los entrenamientos. Pero… a nivel mental, de motivación e ilusión, estaba mejor que nunca. Y si el físico me fallaba, quizá mi mente y sobretodo, corazón, podrían llevarme hasta la meta.

La conclusión que saqué fue simple y clara.

Será mi filosofía a partir de ahora cuando tenga miedo:

Si no lo haces, no lo sabes.

Si te arriesgas, puedes ganar o perder. Mejor dicho, ganar o aprender.

Porque perder, es cuando ni siquiera lo intentas

 

Todo llega tarde o temprano, y por fin amaneció el Domingo 22 de Abril. Madrid respiraba Maratón, las calles cortadas, los runners se apoderaban de Colón. Dispuestos a correr esos 42k mágicos y duros. De todos es sabido que la capital no tiene un recorrido fácil. Y aunque este año el final fuera más liviano, con la recta hasta Neptuno, tampoco iba a ser una carrera sencilla.

Mentalmente, me separé la carrera por tramos. Y como estaba nerviosa para memorizarlo, me lo escribí todo en el brazo. Los km críticos sobretodo. Aunque alguna cuesta me pilló desprevenida.

Me llevé geles, me llevé barritas… cosas que no utilicé.

Me llevé a personas importantes…. de eso sí que abusé. Aunque en realidad sólo obligué a mi madre que ella no me puede faltar. Agradecí que Alejandro quisiera estar presente en un día tan especial, aún sabiendo que no es fan de los eventos deportivos. Además pudo inmortalizar estos momentos que no olvidaré jamás.

Pistoletazo de salida. Empieza la carrera.

SALIDA Km.0 – Km. 10:  Pasa volando, disfrutando, Madrid es una fiesta. Suena Rock&Roll. Todo el mundo grita. Se ven los @drinkingrunners animando. @PabloCarmenado, altavoz en mano. Media y Maratón vamos como un mismo equipo. Y yo voy súper bien acompañada de Álex que corría su primera Media, con el que comparto duros entrenamientos en el gym. Gran aliado de kilómetros, aventuras y sonrisas. También venía su simpático amigo Nicolás, que también aparece en las fotos : )


Km. 10 – Km. 20: En el kilómetro 17 nuestros caminos se bifurcan. Los años anteriores había seguido el trayecto recto, el de La Media, viendo a los maratonianos, alejarse en la otra dirección, mientras me preguntaba si algún día yo, sería uno de ellos.

Por fin había llegado el momento. Hoy no continuaba todo recto. Tocaba tomar dirección a los 42 km. No era el camino fácil pero era el camino hacia mi sueño. Por lo tanto, el camino correcto.

Me di cuenta que juntos parecíamos muchos, pero cuando los de la Media se alejan, comprendes realmente que has elegido la opción más dura. Que no va a ser fácil. Que todo va a depender de cuánto estés dispuesto a luchar por llegar a la meta.

¿Cuánto lo deseas?

¿Cuánto lo has soñado?

Si dudas, no vas a llegar. Cuando comprendes que el camino ante ti, va a ser largo, va a ser duro, va a ser bonito pero en ocasiones muy amargo, tu respuesta a estas preguntas debe ser lo suficientemente fuerte y decidida, como para destruir todos tus miedos y barreras.


Km. 20 – Km. 30:  Sigues corriendo. Llegan los 21 km distancia Medio Maratoniana, coincidiendo con lo más emblemático de la ciudad. Y es que Gran Vía, Callao, Preciados, Puerta del Sol, Calle Mayor, Almudena y Palacio Real, te llenan el alma. Con un ambiente que te anima, una gente que te impulsa, un Madrid que te abraza. Pero no te puedes confiar porque se acerca el temido muro: la Casa de Campo.


Km. 30 – Km. 40: muro:  La Casa de Campo es un terreno nuevo, que dista del centro de la ciudad; otra carrera aparte. Y el truco supongo que está precisamente en tomártelo así. Casi como una escapada para respirar. Iba bien acompañada por mi querido Miki, pero igualmente se hace duro. Intento desconectar. Pienso en Brownie y en todas las veces que hemos corrido por allí, entrenando en inmejorable compañía.  Y por supuesto, pienso en Clara, pero eso no es novedad. Recuerdo los triatlones que hemos vivido por la zona, y en que a pesar de la distancia, está ahí junto a mi.

De pronto había llegado al Parque de Atracciones, solo quedaba la vuelta. No se hizo tan duro como esperaba. Mi punto débil llegó precisamente al volver a la ciudad. Nunca me parecieron tan duras las proximidades de Madrid Río como aquel día. Llegar a los 40 se me hace muy cuesta arriba.

Me encontré con mi querido Héctor de @instarunners. Tenía tanto calor que llevaba la camiseta en la cabeza. Me hizo mucha ilusión pero el cansancio estaba apareciendo. No podía cambiar el ritmo.

¿Qué pasa con los kilómetros finales, que parece que no avanzan?

Mi zancada se hacía cada vez más pesada. Me encontraba bien pero mis rodillas no podían decir lo mismo. Estaba llegando a mi barrio, a una cuesta que conozco a la perfección porque la recorro todos los días con el coche de la autoescuela. Pensé en Benito, mi profesor que se queja siempre de lo que me cuesta concentrarme en dos cosas a la vez. Cambiar de marchas y leer las señales. Maldita sea lo que daría porque me dejara el coche para llegar a la meta. Me río al pensarlo. Resulta que estaba corriendo y buscando el cartel del km 40. Osea que si estaba haciendo dos cosas a la vez, después de todo.

Km 39 y de esto que te llama Fer para ver si ya has acabado. “Na, si no me queda nah”

 


Km. 40 – Km. 42 META : (Puto, perdón por la expresión) Kilómetro 40, dónde te habías metido. Coincide con mi gimnasio, donde entreno cada día con muchos compañeros que también corrían aquel día. Y aparece Álex de nuevo. Corre a mi ritmo y se convierte en la gran ayuda que necesitaba para el tramo final.

Estamos llegando a Atocha y veo a Ángel @contadordekm a quien conocí precisamente en el viaje al Maratón de Atenas con El Corte Inglés. Donde yo corrí 10Km y él la Maratón. – “Los carnets de corredor de Maratón no se dan por un ritmo. Se dan por una actitud. Y tú, la tienes” – Eso me dijo. Y ahora sé, que es cierto.

Giramos por Atocha y allí está al fondo. Con la Fuente de Neptuno… la meta. Una de las patinadoras con las que coincidí en este tramo final fue la risueña Alba, que la conocí en colaboraciones con Decathlon. Genial encontrarla antes del sprint final.

“Corre Eli”

Y corrí. Corrí sonriendo no sólo con la cara, sino con el alma. La meta estaba ahí, frente a mi. Amplié mi zancada, aumenté mi ritmo y por fin…

…llegué.

Por primera vez, no atravesaba la meta acompañando a alguien.

Por primera vez era mi meta.

Por primera vez, por y para mí

42 km

Lloré

Abracé a todo el mundo.

Abracé a mi madre, y le puse la medalla.

Un maratón tiene tantos momentos como una vida. Instantes de soledad, de pensamientos profundos, de plantearte por qué y para qué corres, hacia dónde vas y de dónde vienes. Instantes de venirte arriba, sentirte fuerte, seguro, sabiendo lo que quieres, y corriendo hacia ello. Y luego entiendes que lo más importante no es lo que hagas, cómo, dónde y cuando… ni siquiera el por qué. Comprendes que el camino lo marca tu corazón, y muchas veces no sabes cómo explicarlo. Es hacer simplemente, aquello que te llene. Esa búsqueda de algo realmente trascendente. Que cuando mañana te vayas de este mundo, hayas dejado en él y en las personas que te han acompañado, tu huella inconfundible. Siendo tú mismo, cumpliendo esos sueños que albergas en tu corazón. y siguiendo tu propia estrella. Da igual si está cerca, lejos o a exactamente 42km 195m de distancia.

Porque es eso lo que te hará inmortal. El recuerdo que nunca se irá. Creando tu propio lugar en el mundo. Vivir la maratón de tu vida tal y como has querido, dandole tu propio sentido.

Y así, kílómetro a kilómetro…

…  hasta el final.


Dedicado a Clara. 

Porque no lo pudiste vivir tramo a tramo. 

Pero lo sentiste, yendo en mi corazón zancada a zancada.

 

Agradecimientos especiales desde aquí, por todo el apoyo y cariño que recibí. Llamadas y mensajes de amigos, familia, y grandes personas que conozco de las redes que me siguieron durante la carrera compartiendo esta emoción indescriptible. Y por supuesto el equipazo que tuve aquel día. Estas personas tan especiales que aparecen en las fotos y que formarán siempre parte de este recuerdo imborrable de mi vida.


 

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