Volver a Menorca, no es sólo volver a una isla maravillosa, llena de lugares mágicos y salvajes que albergar en el alma.
Volver a Menorca para mí, significa ni más ni menos que…
volver a Clara.
Es hermoso cómo una persona puede cambiar tu vida. Muchas veces, no es cuestión de tiempo, ni siquiera de espacio. Los caminos se cruzan como si estuvieran predestinados y la relación nace, no como el principio, sino como si fuera una continuación natural; algo que debía pasar, tarde o temprano, en un momento u otro, pero en las circunstancias oportunas para convertirse en algo trascendental. Supongo que es lo que llaman el hilo rojo del destino, como la leyenda japonesa. Ese hilo invisible que te une a las personas a las que estás destinadas; un hilo que se puede estirar, acortar, enredar… pero jamás, romper.
Clara llegó a mi vida y yo llegué a la suya, cuando nos estábamos dedicando a lo más importante: nuestros propios “yo”. Nos volcamos en nuestra pasión, cada una buscando su camino, algo que nos llevó irremediablemente hasta la otra.
Hoy, por fín, las dos nos dedicamos a lo que nos gusta. Tanto esfuerzo, risas y lágrimas. Tantas conversaciones, tantas tardes de té matcha, cartas, audios de whatsapp en la distancia. Tantas horas de estudio, exámenes, pruebas, frustración, inseguridades, superación. Reencuentros, despedidas, momentos. Con orgullo a día de hoy puedo decir que aunque ella esté en Barcelona y yo en Madrid, no importan los kilómetros que nos separen, pienso en ella y la veo siendo entrenadora personal, cambiando de alguna forma, la vida de los demás. Como intento hacer cada día yo, sonriendo, aprendiendo, intentando ser un poco mejor que ayer, aprendiendo y aportando algo de mí, a esta preciosa profesión.
Y entonces aunque la eche de menos, nos imagino cumpliendo nuestro sueño, nos imagino bajo el mismo cielo, lejos pero siempre juntas. Con nuestra alma bien unida, como el primer día; como el resto de nuestra vida.
Como solemos decir, aunque el ajetreo de nuestra rutina nos impida contactar tan a menudo como nos gustaría, siempre nos quedará Menorca. Y este verano, como ya empieza a ser tradición, reservamos unos días para nosotras en este paraíso, en el que ya hemos dejado una gran parte de nosotras. Esa coordenada a la que volver para pasar tiempo juntas, charlar, correr, entrenar, para revivir nuestra historia y su parte sentimental, para ponernos al día y para seguir creando momentos de esta amistad tan especial.
Y aquí termina mi repaso del verano, cuando casi estamos alcanzando la época navideña. Me queda algún viaje que mostraros por aquí, como la escapada italiana del pasado puente de Octubre.
Mientras, seguimos poniendo la mente en nuevas aventuras, en soledad, o junto a las personas que nos llenan.
Por nuestra parte decir para cerrar este post:
Volveremos pronto…
Menorca